jueves, 27 de mayo de 2010

Pregón del la Fiesta del Solsticio Poético, de Jénnifer Bermúdez

Buenas noches:




Autoridades presentes.

Querida Paloma, Meiga Mayor Infantil; Nadia, Meiga Mayor; Meigas de Honor, Alejandra, compañera y amiga de experiencia y aventura, Meiga Mayor Infantil 2009.

Señoras y señores:
Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan, gracias una vez más por el apoyo y confianza que habéis depositado en mí, de no haber sido así hoy no me encontraría aquí leyendo este pregón; gracias por haberme acogido en este gran colectivo; porque nunca olvidaré que gracias a vosotros he disfrutado de la experiencia de ser Meiga de las Hogueras de San Juan.

Después de tanto agradecimiento he de ser sincera, cuando Cheché me propuso ser la pregonera de esta entrañable fiesta, se me pasó por la cabeza decirle que “no”; aunque debido a mi timidez me salió un entrecortado “bueno…”; que él dedujo en un rotundo sí. Mis dudas venían de que poco podría aportar yo a algo que ha contado con oradores documentados con una excelente expresión literaria. Sin embargo aquí estoy, haciendo constar mi cariño, alegría y admiración por todos vosotros.

Hace poco, cuando tuvo lugar la imposición de las bandas a las Meigas en el Ayuntamiento, terminado el acto, estaba yo en la plaza de Mª Pita con mis buenas amigas Paloma y Alejandra, ellas me preguntaron de que hablaría en este pregón y yo asombrada por su curiosidad les respondí: “¿de qué os gustaría que hablase?”. Apresuradamente Alejandra me contestó: “del día de las carrozas”.

Ese día que mi homónima recuerda con ilusión, es el 23 de junio, noche de las hogueras de San Juan. Y ¡como no hablar de ello!, pero no sin antes hacer un pequeño honor al nombre de tan singular fiesta solsticial.

Pues bien, la celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues pasado este, los días eran cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

Aún no ha llegado el solsticio de verano, pero hoy estamos aquí queridas Meigas, celebrando el Solsticio Poético y con el, el inicio de los innumerables actos culturales y lúdicos que vosotras presidiréis, tales como conciertos en la calle, espectáculos de baile, comitivas… que simbolizan la llegada de las fiestas de San Juan a nuestra ciudad y que perdurarán hasta el 30 de junio.

Son días cargados de actividad festiva que se os irán escurriendo de las manos sin que podáis agarrarlos y cuando os deis cuenta ya estaremos a 23 de junio.

Noche en la que se abren de par en par las invisibles puertas del otro lado del espejo: hadas y deidades andan sueltos por los campos. Se permite el acceso a grutas y castillos encantados; donde se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, princesas e infantas cautivas a la merced de un embrujo o maldición. Braman los dragones y vuelan los caballucos del diablo. Salen a dar un vespertino paseo a la luz de la luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas. Afloran enjambres de espíritus duendiles amparados en la oscuridad de la noche, y en los matorrales, las gallinas y los polluelos de oro hacen ostentación de su aúreo plumaje tentando a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante. Las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose, las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio las salutíferas centuplican sus virtudes; el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo…

En esta noche se abre la puerta que nos introduce a las dimensiones mágicas de la realidad. Definitivamente no es un día como los demás.

Recuerdo de mi experiencia como Meiga, ese día como si fuese ayer…

Comenzaba el día con actos programados desde las 10.00 de la mañana, la cita era en el paseo marítimo por la zona de la Torre de Hércules para rendir homenaje mediante una ofrenda floral ante el monumento a S.M el Rey Alfonso IX. Al acabar el acto una de mis Meigas de Honor y yo, cogimos el coche, nos dirigíamos hacia el Cantón Grande, junto al Obelisco para dar salida a la comitiva del encendido del fuego de San Juan y de la ofrenda a Nta. Sra. del Rosario, Patrona de la ciudad.

Decidí ir bordeando el paseo marítimo, quería ver falla de cartón piedra, la cual quemaríamos pasadas unas horas. Allí estaba, en la playa de Riazor, acordonada por los finos encajes que la espuma del mar dibujaba en la arena. ¡No podía ser otra! Una fuerte e hidalga Torre de Hércules compartía espacio con los bañistas y con aquellos que iban apilando palés y maderas, preparándose para la fiesta nocturna, nos quedamos mi compañera y yo mirándola embelesadas pero el tiempo nos pisaba los talones y sin más predilección nos fuimos a cumplir con el deber.

La comitiva de la víspera de San Juan, tenía un par de paradas, la primera en la Venerable Orden Tercera de San Francisco donde tendría lugar el encendido del fuego de San Juan y la bendición de los maderos del San Juan Universal; en segundo, en la iglesia de Santo Domingo donde las Meigas realizamos una ofrenda floral a Nuestra Señora del Rosario y la Meiga Mayor Infantil y yo dimos lectura a unas oraciones que nosotras mismas habíamos confeccionado. “Tu nombre me suena a paz, tu nombre me suena a bondad…”, así empezaba la oración de la pequeña que con timidez y dulzura nos encandiló a todos los presentes.

La comitiva finalizaba en la plaza de María Pita con la recepción en el palacio municipal ofrecida por el Excmo. Sr. Alcalde de la Ciudad, Javier Losada.

A primeras horas de la tarde se podía ver como la gente, sobre todo los jóvenes, comenzaban a desfilar por la plaza de Pontevedra hacia la bahía coruñesa. Yo, por el momento tenía que esperar, tenía una visita en la residencia de mayores Caser, en la Zapateira. Llegué allí ataviada de traje regional, lo cual no pasó inadvertido entre sus residentes. Allí también celebraban el San Juan. Tenían una hoguera situada en el centro de una pequeña placita. No faltaban las sardinas y los cachelos, así como la música y algún que otro bailoteo.…

El sol comenzaba a batirse en retirada y fue en ese momento cuando las primeras hogueras comenzaron a extender su velo de humo por toda la ciudad y con él, también el aroma inconfundible de las sardinas y del churrasco que se mezclaba con las ropas y bañaba el cuerpo arrastrando el pensamiento a disfrutar y contagiarse del humor festivo de las hogueras de San Juan.

Yo me dirigía a la calle del Sol de donde saldría la cabalgata de San Juan, los carteles de Noite da Queima na Cidade Meiga adornaban escaparates y puentes. La gente, asombrada al verme con mi traje de gala y mi banda gritaba: “¡Es la Meiga Mayor!”, “¡Ahí va la Meiga Mayor!”

¡Era tanta la gente que había en la zona de Riazor-Orzán, tanta la alegría que se percibía!

Sobre las 23.00 daba comienzo la cabalgata un desfile lleno de música, luz y color que recordaba al Carnaval de unos meses antes.

Al ritmo de las gaitas y de las comparsas llegamos al palco situado enfrente de la falla que por la mañana me había conquistado. Transcurrió todo muy rápido, muchísimo más de lo que a mí me hubiese gustado, en cuestión de segundos Laura, Meiga de Honor de este año nos dio la antorcha con el fuego que esa misma mañana había sido bendecido. Alejandra y yo la cogimos y la acercamos a un cordelito que al instante llevó la chispa que prendió la hoguera. Comenzó a levantarse el fuego de forma arrolladora. ¡Era impresionante! Rápidamente fue devorada por las llamas ante la atónita mirada de los asistentes, arropados por el calor que de ella se desprendía. Y cuando las llamas estaban controladas por los bomberos, siguieron los fuegos artificiales, que dieron paso a una larga madrugada. Fue en ese momento cuando sentí que un pedacito de mí se había quemado en esa falla, un pedacito de mi experiencia como Meiga Mayor que allí se quedaba y que no volvería jamás. Y aquí dejo esta historia, con un sentimiento de tristeza arropado por el abrazo incondicional de mí siempre amiga Alejandra.

Para finalizar me dirijo a vosotras, Meigas.

Estáis todas preciosas, guapas, elegantes; parecéis finas figuras de porcelana donde anidan el amor, la simpatía, la bondad… Vuestra donosura y garbo se complementan con la melosidad de la mujer coruñesa. Y es eso, lo que os hace Meigas. No olvidéis nunca lo que sois ni lo que representáis; porque sois Meigas representación de la juventud, de la elegancia cautivadora de la mujer coruñesa y de las fiestas de nuestra ciudad. No reneguéis en un futuro de lo que fuisteis, y decídselo con orgullo a vuestros hijos y nietos; y cuando veáis a una niña con la banda distintiva de las hogueras de nuestra ciudad, acercaros a ella y decidle “yo también fui Meiga de las Hogueras de San Juan”. Entregaros a nuestras Fiestas, porque son parte de nuestro propio ser, de nuestro sentimiento.

Tened la esperanza de que vuestras vivencias se verán enriquecidas al lado de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan, porque este año será especial para todas vosotras.

Así que Paloma, coge a Nadia de la mano, montaros en vuestras escobas de brujas buenas y, ¡volad!, ¡volad muy alto! Animando a todos los coruñeses a disfrutar de esta celebración.

Por último, y como si de la moraleja de un cuento se tratase, un deseo a modo de petición:

No decaigáis en el pesimismo ni en la decadencia y seguid luchando por un San Juan festivo. La iniciativa ya se había llevado a cabo en años anteriores, pero fue el año pasado cuando recibimos el amplio respaldo de nuestros vecinos de La Coruña. Me hubiese hecho mucha ilusión haber acabado el año habiendo conseguido mi propósito. No ha podido ser; parece que necesitamos la intercesión de alguna fuerza divina; pero si algo he aprendido es a perseverar en lo que uno quiere, y Hogueras de eso sabe bastante, por ello tengo la esperanza de que pronto lo conseguiremos, y será ahí cuando realmente vea finalizadas mis vivencias como Meiga.

¡Feliz San Juan a todos!

Muchísimas gracias.

1 comentario:

  1. Felicidades a Jennifer por el pregón, es bonito leer la versión desde el punto de vista de la anterior Meiga Mayor.

    Diego Fernández.

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