viernes, 28 de mayo de 2010

Pregón de la Fiesta del Aquelarre Poético, de Carlos Marcos.

PREGÓN HOGUERAS DE SAN JUAN, MAYO 2010.



Autoridades, Meiga Mayor, Meiga Infantil, queridos coruñeses:

Debo comenzar por reconocer que una de las pocas referencias emblemáticas de mi infancia, que permanece, son las Hogueras de San Juan. Lo digo porque nací en la ciudad de La Coruña, que ya no se llama así, mas concretamente en la calle Rey Abdullah, en el Hospital del Dr. Marcial Palleiro, que ya no existe, y crecí en la calle Teniente Coronel Teijeiro para la que ya se busca otro nombre.

Así pues, para mí, un coruñés de la Ciudad Jardín, que ha vivido desde niño el humo de las piras de madera carretadas por generaciones y generaciones de coruñeses, y coruñesas, no se me vayan a alterar los y las de igualdad, así pues decía, vivimos un acto festivo, que no día, lamentablemente, y lúdico en el que el derroche de léxico no es un problema; es un verdadero honor haber sido invitado a ejercer el muy noble oficio de pregonero de una fiesta que forma parte del ADN coruñés, que tan orgulloso llevo en mi sangre, y me gusta recordar y defender cuando es menester.

Tenemos un gran Patrona, La Virgen del Rosario, pero cualquier herculino que se precie reserva una parte de su corazón a esta gran fiesta que nos anuncia el verano y la llegada de los días mas festivos de la ciudad. San Juan, que era el niño bonito de Jesucristo, como bien sabrán los aficionados a las lecturas más religiosas, y por supuesto todos los católicos como yo, encarna en buena medida la esencia del coruñesismo.

Y es que se trata de una festividad religiosa directamente entroncada con las celebraciones paganas. En realidad lo que festejamos en la mágica velada de la noche del 23 de Junio es el solsticio de verano, una tradición que ya está registrada en los anales del imperio romano como la fecha consagrada a agradar a los dioses para conseguir la mejor de las cosechas posible para afrontar el duro invierno y, como ahora, los caprichosos impuestos que, a su antojo y capricho, fijaban los gobernantes de entonces. Han pasado siglos y parece no haber cambiado nada.

Después de mucho estudiar, juro que no he sido capaz de hallar la referencia histórica que vincule esta tradición a La Coruña. Los romanos no hacían más que adoptar las costumbres de aquellos lugares por los que iban pasando. Y los celtas, los primeros coruñeses, tenían en el cielo su única guía para saber lo que se les iba a venir encima. Poco han cambiado las cosas, no hay más que ver la que ahora está cayendo.

Como ese espíritu siempre ha ido aparejado al carnet de coruñés, la celebración del solsticio de verano se fue disfrazando de diferentes formas hasta llegar a nuestros días, recuperando, poco a poco, el carácter pagano con el que vio la luz la primera hoguera.

Hoy, cuando se piensa en San Juan, no se piensa ni en la visita del Papa, Benedicto se lo pierde, ni en la Iglesia. Y no por que no haya curas devotos, que los hay, sino porque lo primero que se nos viene a la cabeza son las hogueras, las sardinas y, últimamente, el churrasco de la Ronda de Outeiro, la Playa y los amigos. Y una vela a la Virgen del Rosario para que ese día haga buen tiempo. La vertiente religiosa queda para los menos, porque la resaca suele impedir cumplir honores al Altísimo. Bueno, algunos vecinos con problemas de sueño seguro que le dirigen alguna plegaria esperando minimizar los ruidos de los fuegos o el bullicio que llena esa noche coruñesa.

Mucho mérito de lo que hoy aquí tenemos que celebrar es de la Comisión Promotora de Hogueras de San Juan. Permítanme que haga referencia a mis recuerdos de la infancia. Tuve la suerte de disfrutar del mar de Riazor cuando no había Paseo Marítimo y de las hogueras desde antes de tener uso de razón.

Pienso que las OPAS, que están tan de moda en el mundo económico actualmente, las inventaron, hace ya muchos años, Cheché y Calín, los hermanos Barallobre, entre otros, que nos convencieron para dejar de hacer la fogata en la Ciudad Jardín para sumarnos a la de la Compañía de María, la suya, hoy la de todos los coruñeses. Ya en aquel entonces los promotores demostraban dotes de mando y así, cuando me di cuenta, mi trabajo y el de mis amigos consistía en carretar madera desde la Ciudad Jardín a la Compañía de María, eso sí, Cheché no se cansaba de recordarnos que tuviéramos cuidado con los clavos.

A medida que fui creciendo, San Juan siguió siendo para mí una noche mágica. Tras la Semana Santa, donde me tocaba visitar iglesias con mis padres, hasta siete creo recordar, disfrutaba al máximo con mis amigos a la espera del San Juan, y ya entonces la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan iba dando forma a un grupo de entusiastas que pretendían recuperar una tradición que se mantenía, mas por la memoria de los coruñeses que por el arraigo histórico que ya he confesado no soy capaz de localizar.

Dice la historia que la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña comienza su andadura en Junio de 1970. He tenido que bucear en mi memoria pero casi podría asegurar que aquel año ya carreté madera al Paseo de Ronda, hoy, de momento, Avenida de Calvo Sotelo, donde se celebraba el primer acto público con la quema de la hoguera y se proclamaba a la que sería la Primera Meiga Mayor, Estrella Pardo Castiñeiras, rodeada de sus cuatro Meigas de Honor.

Muchos de los que hoy estáis aquí sois amigos o conocidos de la infancia. Y a vosotros Cheché, Calín y Conchita os cabe el honor de haber conseguido recuperar del arcón del olvido la llamada “noite meiga” de la que hoy disfrutan con placer decenas de miles de personas que cada año sueñan con un verano mejor asomándose al Atlántico desde la incomparable bahía de Riazor.

Hoy, la fiesta, gracias a Dios, no la discute nadie. Y es que a lo largo de estos últimos 40 años se han multiplicado las apariciones en los medios de comunicación de todo el mundo que han contribuido a la mejor promoción de la fiesta más coruñesa, con permiso del Carnaval, patrimonio de la Calle de la Torre y de la festividad del Rosario. Así, la playa de Riazor repleta de gente e iluminada por un sin fin de pequeñas hogueras ha servido de estampa para los programas de TV y medios de comunicación en general. Su repercusión es tal que en 1999, tras una larga batalla contra toda clase de prejuicios, se logró que el Consello de la Xunta de Galicia la declarase “Fiesta de Galicia de Interés Turístico” y mas tarde, en el 2003 el Ministerio de Economía le concedió el titulo de “Fiesta de Interés Turístico Nacional”.

Con el flanco de la salud institucional bien cubierto, al San Juan coruñés no han parado de salirle novios políticos de ocasión. Esos que un día defienden que sea una fiesta local y al contrario intentan menospreciar la presencia de la Meiga Mayor en FITUR como hemos podido ver hace apenas un par de años. O como esos otros que escudados en el “no hay dinero”, la peor de las excusas que puede argumentar un gestor público que se precie, impiden aumentar el nivel de una festividad que, insisto, es ya todo un icono coruñés. Por que la gran virtud del San Juan es su carácter democrático. Vale con un pequeño espacio, unos maderos viejos, un grupo de amigos y, sobre todo, la necesidad de evadirse por un rato de la dura realidad.

Yo, me vais a permitir, quiero aprovechar este brindis de una fiesta que me retrotrae a mi mas tierna infancia, y quiero recordar a mi familia, a mis amigos, a los que ya no están y, por supuesto, a mi mujer y a mis tres hijos con los que espero seguir saltando durante mucho tiempo la hoguera de las envidias y quemar en ella toda clase de desgracias y disgustos.

Como quiera que saltar la hoguera es el penúltimo de los rituales de la noche mágica, permitidme también hacer aquí, en voz alta, mi particular reflexión de todo lo que quiero dejar atrás este San Juan del año 10 del siglo XXI:

• Quiero que en la pira purificadora arda la crisis y la mediocridad de los que nos han metido en ella. Y que   de las cenizas resultantes salga empleo para todos, para que la emigración siga siendo un recuerdo.

• Quiero que quienes nos representan nos hagan sentirnos representados y que compartan las mismas preocupaciones que los ciudadanos sufrimos.

• Quiero que sea el año del AVE, de la ampliación de Alvedro, de la finalización de la Tercera Ronda y de la desaparición de las listas de espera.

• Quiero que arda la intolerancia y se abra paso para siempre a la libertad, incluso, para poder elegir el idioma en el que queremos educar a nuestros hijos.

• Quiero también que se incremente el arraigo y el sentimiento coruñés y que defendamos, sin complejos, la “L” de la libertad, para que no quepan imposiciones que van contra los sentimientos y los deseos de las personas.

Me temo que ya he abusado de su generosidad y de su tiempo. Podría estar horas y horas enunciando deseos para que la primera agua mágica de la mañana de Riazor nos bendiga a todos los coruñeses y a los que nos visitan y que nos permita seguir disfrutando de nuestra ciudad y de la protección de nuestro Faro, nuestra amada Torre de Hércules, para que todos encontremos la felicidad allá donde la busquemos. A estas alturas prefiero que cada uno de Vds. complete su propia lista de peticiones y quiero rematar este pregón deseando que la férrea salud de las Hogueras de San Juan, que son un símbolo inequívoco del trabajo colectivo y voluntario para crear, desde la precariedad mas absoluta, un auténtico evento de prestigio mundial. Como lo hemos hecho siempre los coruñeses, con solidaridad, trabajo y fe en nuestra ciudad a la que todos queremos.



¡¡¡ Viva San Juan !!!



¡¡¡ Viva La Coruña !!!


F/Carlos Marcos

Presidente de Unión Coruñesa

1 comentario:

  1. Estuvo brillante y valiente carlos marcos.Tendra un buen resultado electoral porque este va con el corazon y no miente.POR LA CORUÑA

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